LA REALIDAD SOBRE LOS ANDADORES

A partir de que el/la bebé va cogiendo movilidad, la mayoría de padres y madres se plantean el uso del andador o tacatá.

Un andador o tacatá es una estructura rígida circular que se sostiene sobre unas patas con ruedas. En su interior cuenta con un arnés dentro del cual se introduce al bebé, que queda con los pies apoyados en el suelo.

Este medio de transporte, que se puede utilizar en bebés de entre seis y quince meses, se inventó hace siglos para enseñarles a andar, con la intención de acelerar o estimular su proceso de desarrollo. Pero lo cierto es que aunque a primera vista los andadores pueden parecer un instrumento para acelerar la conquista de la autonomía, han demostrado ser innecesarios e incluso perjudiciales.

Según Adrián Cubero, fisioterapeuta del Centro de Atención Temprana de APCA los andadores para los/las bebés pueden presentar los siguientes inconvenientes:

  1. No favorece un desarrollo musculoesquelético normal, pudiendo llegar a provocar deformidades.
  2. Altera la formación del esquema corporal al distorsionar los límites del propio cuerpo.
  3. Impide el trabajo de equilibrio y fuerza necesarios para el desarrollo de los niños y niñas.
  4. Retrasa la aparición de hitos del desarrollo motor muy importantes como el gateo o la marcha autónoma.
  5. Aumenta la tendencia a la marcha en puntillas.
  6. Incrementa el riesgo de traumatismos, choques, vuelcos, caídas por las escaleras y quemaduras.

*Desde el Centro de Atención Temprana y una vez vistos todos estos inconvenientes desaconsejamos el uso del andador. En el caso de utilizarlo, es importante que cumpla la normativa de seguridad de la Unión Europea y siempre bajo la supervisión de una persona adulta.

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